Desde el momento que el hecho se pone en contexto, se entiende que el presidente Luis Abinader nunca debió de efectuar el viaje a Roma a las exequias del papa fallecido. En primer lugar, el fenecido Francisco nunca vino a este país y no obstante sus varios viajes por nuestra aérea geográfica.
Así mismo ni siquiera para el viaje del papa Juan Pablo II al Congreso Mariano que se escenificó en este país aprovechando los 500 años de la incursión depredadora de Colón por esta isla, el obispo Francisco tampoco vino a este país.
Mucho menos entonces, que el presidente Abinader y de papelero al estilo santiaguero, se diera el lujaso de ir al Vaticano y a un escenario en el que en términos ciertos no pintaba nada allí, salvo que por lo excepcional de que buscó (“josió” diría el tigueraje) un breve encuentro intencionado con el presidente Donald Trump fue ante este en el plan de como el estadounidense ve y considera a la mayoría de los presidentes del mundo, de vasallo.
Entonces, tampoco fue un encuentro del que pudiera esperarse mucho para este país, salvo que Abinader y luego de haber sido y dicho en dominicano “alicate” (cercano) del entonces presidente Joe Biden, se sabía que buscaba a la desesperada, aunque fuera un breve saludo con un Trump, del que Abinader no puede decir que sea realmente amigo.
Ahora bien, se reunió y habló, vamos a ver que sale pues de “ese maco” (oportunidad a medias) de cara a los intereses permanentes de esta nación.
Pero vayamos a lo que nos interesa. En el avión que está utilizando un jet privado de última generación y el que consta que lo utilizó por primera vez en un viaje anterior, ¿realmente es una propiedad de esta nación o los contribuyentes hemos tenido que gastar una millonada para satisfacer el ego de un Abinader al que el poder presidencial autoritario le hace comportarse como un dictador?
Si efectivamente compró con dineros públicos el aparato aéreo y que es la razón del por qué al principal ejecutivo del banco del Estado, se le imputó su compra. ¿Por qué lo oculta?, ¿acaso por la comisión que esa compra debió de haber originado?
De esta manera, tenemos, que ciertamente que el presidente no puede ni debe continuar con tanto y sospechoso secretismo y por una razón fundamental, ofende a la Nación.
Lo que nos hace tocar el tema de la gran ofensa institucional que Abinader ha perpetrado y que ataca directamente a los símbolos del Estado: La orden que dio para erradicar de los documentos y actos oficiales, el Escudo Nacional y para sustituirlo por una bochornosa e indecente cúpula que a nadie representa.
¿Ha tenido derecho el presidente, de cometer semejante abuso de poder y pisoteando, uno de los tres sagrados símbolos patrios: Escudo Nacional, Himno Nacional y Bandera Nacional?, ¿por qué no explica este abuso y por el que se ha pasado por sus fundillos uno de nuestros sagrados símbolos patrios?
La respuesta es una: Que Abinader no le tiene respeto a la República y menos a sus ciudadanos y por lo grave, de que, en base a la corrupción de Estado más bochornosa, hace lo que le viene en ganas y debido a que el órgano del Estado que debe fiscalizarle, el Congreso Nacional, no ejerce su papel y sí que es el cómplice mayor de todos los excesos de administración presidenciales.
Y aquí llegamos al punto cardinal del porqué este gobierno ha convertido al Estado Dominicano en uno delincuente: Porqué ha prostituido todas las instituciones, toda la burocracia y aunque sea también duro decirlo, a la mayor cantidad de dominicanos, quienes se han bajado los pantalones y las faldas para que Abinader los penetre y se burle de todos ellos.
Es hora entonces de parar en seco todos estos excesos de administración y mañana sería un día oportuno para que se aproveche la marcha nacionalista que ha sido programada y al conocerse, que el ministerio de Interior le dio autorización a una agente haitiana disfrazada de dominicana, a efectuar un acto reivindicativo a favor del haitiano ilegal ante la Puerta del Conde y frente al mismo Altar de la Patria y lo que, de suceder, sería una muestra gubernamental, de atropello imposible de calificar y por parte de un gobierno, que con esa autorización, demuestra que no se siente dominicano.
Al plantearlo, no es en modo alguno un irrespeto a la persona del primer magistrado de la Nación, sino por lo contrario, un llamado de atención de parte de este medio de comunicación, que no entiende las razones que Abinader pudiera utilizar o invocar para justificar la autorización de Interior y Policía.
Solo pretendemos llamar la atención del Poder Ejecutivo y advertirle y de acuerdo con lo que percibimos, que su gobierno hace rato ha violentado su juramento oficial de instalación y de lo que el mismo Abinader es el único que debe responder.
Ya está bueno presidente, de que utilice a los dominicanos como el papel de sanitario que sus excesos requieren. Respétese y respete a la nación, se lo pedimos con el más profundo de los respetos, pues tampoco queremos que llegue un momento, que la nación le pida, que, junto a su gobierno, se coloque a un lado y entregue a manos mejor dispuestas, las riendas y destinos de la nación. Se lo pedimos de favor, pues creemos que todavía tiene tiempo de rectificar y hacerse digno del cargo que ocupa.
Por eso y en lo que el hacha va y viene, observamos: Si el viaje a Roma se hizo para mantener una breve conversación de cinco minutos con Trump, el viaje fue un gasto asumible, pero si por lo contrario fue para ir de papelero al entierro del papa, se está ante un absoluto despilfarro. Con Dios. (DAG) 26.04.2025
