viernes, enero 24, 2025
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¿Un mensaje de navidad adelantado y con un contenido políticamente frustrante, que demostró que el tiempo del presidente no es el mismo de la mayoría de sus conciudadanos de clase media y de a pie?

Lo sorpresivo del anuncio, de que Luis Abinader dirigiría anoche una alocución al país desde las siete pm y que solo abarcó menos de doce minutos y que de entrada y por lo que especulaban sus periodistas y comentaristas en la tele oficial y media hora antes, que supuestamente venía algo trascendente y de gran impacto social, prácticamente y al final de esta, generó un desaliento extremadamente marcado ante la atrapada opinión pública.

Pues cuando terminó la alocución presidencial y se vieron las caras de los mismos periodistas y comentaristas quienes antes se habían ido de narices especulando sobre lo que Abinader diría y lo más significativo, petrificados todavía con unos nuevos comentarios por decir, que por lo que Abinader dijo de una felicitación a medias proveniente de un personaje que quiso hablarnos de sus sueños de niño y lo que para él significaba la navidad y desde la mira del hijo de clase media adinerada, francamente y por los informes que tenemos, generó una decepción colectiva, que ciertamente habría que asumir, que fue la misma que se dejó sentir entre una audiencia que evidentemente quedó atónita por la lamentable presentación.

De paso, con su alocución, quienes dirigen su aparato de propaganda, dieron muestras ciertas de que el mismo no está dirigido ni por expertos ni por sanos asesores de comunicación y mucho menos de imagen, pues si así hubiese sido, habrían sabido recomendar que, si no diría nada impactante, lo mejor era que no creara expectativas.

Y efectivamente, fue frustrante lo que Abinader dijo, más bien, fue un repaso de su último discurso de toma de posesión del 16 de agosto pasado y el que generó una enorme decepción y por lo de la fuerte carga de más promesas y planes y que en un gobierno que no ha cumplido con la mayoría de las que se anunciaron para su primer cuatrienio, es un punto negativo muy revelador

Para el pueblo, cuando su ánimo decae porque un discurso presidencial no cubrió sus expectativas, se dice que el individuo no tiene ni siquiera una muestra concreta de la realidad que se vive y que más bien vive dentro de una burbuja que no le deja acercarse ni mínimamente a lo que en esperanzas, se quisiera escuchar, mucho más en una nación cuyo estado de ánimo no es el mejor y al estar azotada por unas políticas oficiales que han retrotraído la calidad y nivel de vida a situaciones que todos creíamos superadas.

Habló de que aspiraba que en el 2028 la nación estuviera libre del hambre y uno dice, ¿pero no se ha dado cuenta de que, de cien hogares, 85 están pasando hambre y que, de contrapartida, él y toda su gente se han hecho o multiplicado sus riquezas?

En consecuencia y en una escala de cero a diez puntos, Abinader obtuvo anoche un uno y al entenderse que no fue capaz de transmitir un punto de vista realmente creíble y entre optimista y positivo.

¿Qué se esperaba?, primero un cambio al completo de la estructura burocrática de su gobierno, un giro a lo correcto de sus políticas sociales y una esperanza genuina en materia de nuevas políticas económicas; al contrario, lo que se vió, fue un Abinader entre alegre y loco por dar algún cambio de pie, mientras detrás suyo, las imágenes que eran proyectadas hablaban del país ideal que él quisiera. No el duro y real que la nación vive.

Consecuentemente y en cierta forma, anoche, Abinader perdió la oportunidad de resurgir en el ánimo público, pues este escape de la realidad y desde luego no de la suya, lo que ha provocado, es esa sensación indefinida de, ¿pero este es el presidente que colocamos al frente de los destinos de la nación? O lo peor, ¿pasaremos estos cuatro años sin saber tampoco hacia dónde se nos lleva?

El presidente pues, ha cometido un error político mayúsculo, pues definitivamente a partir de anoche ya nadie asume que con él se pudiera tener una sana expectativa y sin importar lo que su prensa diga en loas al respecto.

Ahora bien, esa es la desagradable sensación por el lado del gobierno, pero, cuáles las expectativas que podrán tenerse, de esa oposición en la que tres expresidentes se tiran al cuello cada uno a más, mientras por lo menos en dos de ellos, es obvio que hay una intención terrible de boicotear al que de los tres pudiera resurgir positivamente en el ánimo popular y que de materializarse, indicaría que harían lo imposible para que Abinader no salga del poder y sin importar, qué de errores peores cometiera ese PRM disociador e incompetente.

Nada más hay que ver, que mientras por un lado, sus capitostes socavan la administración pública, por el otro, los popis del gobierno luchan a brazo partido para ganarse a un Abinader, quien en ese rifirrafe, parecería que ni siquiera entiende que debe parar en seco a los 28 aspirantes al cargo que ahora ocupa y quienes de no ser detenidos a tiempo, meterán al gobierno dentro de una anarquía tal, que es imposible no entender, que esa anarquía de que hablamos empujará a la nación a un ámbito de insurgencia social mucho peor.

Por lo pronto, ya deben de estar movilizándose ciertas mentalidades tremendistas, de esas, que, si todo está mal, pongámoslo peor y a ver que sale, al tiempo que paralelamente, los sediciosos de siempre y civiles como de uniforme, buscarán las formas de hacerse sentir y en lo que más conocen en materia de desestabilización de la vida nacional.

Siempre hemos dicho, que, si Dios no mete su mano, cualquiera diría que la bomba social en la que la partidocracia ha convertido la realidad política institucional hará que la República sea vista como un gran terreno de teteos políticos de difícil manejo y peor intención y porque definitivamente, se tiene a un gobierno que no está dirigido por las manos diestras que antes del 2020 se creía.

Mientras tanto y como si Abinader no se diera cuenta de que está burlándose de todos, traemos este párrafo suyo en su alocución de anoche y que sonó como una granada fragmentaria: “Esta Navidad, reflexionemos sobre lo que hemos logrado y soñemos con todo lo que podemos alcanzar juntos. Mi compromiso es seguir trabajando por un país donde el progreso sea un derecho para todos. ¡Feliz Navidad!”

A todo esto y lo más grave, ¿cómo enfrentar la crisis de valores e identidad que genera el extraordinario tamaño de la población flotante ilegal haitiana y qué de reglas a imponer a ese capitalismo salvaje que abiertamente tiene bajo secuestro al mismo Abinader y a su gobierno? Entonces, ¿será que al final y ante un desafío de todo o nada de anarquía absoluta para tratar de sobrevivir, la parálisis social que se vive marcará el derrotero hasta el 2028?

Solo pensarlo aterroriza. Ahora y ya está visto, no tenemos un presidente que responda y defienda los intereses permanentes de la República y con un gobierno que carece de norte y una clase política depredadora y abusadora afectando a toda la nación. ¿Qué más de peor pudiera ocurrir?

De ahí que, temblándonos la mano, escribimos y decimos: ¿Un mensaje de navidad adelantado y con un contenido políticamente frustrante, que demostró que el tiempo del presidente no es el mismo de la mayoría de sus conciudadanos de clase media y de a pie? ¡Qué Dios nos asista! (DAG) 02. 12.2024.

 

 

 

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