De un tiempo a esta parte, en la República se está presentando un periodismo amarillista que vulnera derechos y afectando intereses económicos de una manera notable y al extremo de que se incita a que las autoridades violen la libertad de comercio y mediante el ejercicio de un periodismo de policía religiosa moralista.
En este sentido, la productora televisiva Nuria Piera, reconocida también como una de las más notorias farsantes de opinión mediáticas y para evadir referirse a la realidad política que pudiera vulnerar sus ingresos publicitarios con el poder, la ha emprendido, contra negocios, que, a su distorsionado criterio, o son ilegales o sencillamente, para su gusto, son de corte pornográfico.
Y como en este país, el chisme, la mala fe y la manipulación noticiosa son aceptadas para lograr la morbosidad que haga que las bajas pasiones se expresen anárquicamente, tanto la emprende contra profesionales que hubiesen fallado en declarar sus registros legales como tales o en pretender afectar negocios y muchos con sus versiones en internet.
Ahora le tocó el turno a un negocio de adultos, que su fuerte es una barbería y en donde chicas ligeras de ropa son parte de este y que por lo que se ha conocido, agradan a los clientes. Independientemente a lo subjetivo, de que a la periodista y de hipócrita no le agrade este tipo de establecimiento, lo cierto es y por lo que parece, que se trata de un negocio para adultos y que, ejerciendo a puertas cerradas, no tiene por qué ser objeto de indagatoria morbosa alguna.
Ahora, La Piera pide una investigación sobre un asunto que solo atañe a la libertad de comercio y como no le encontró que fuera un medio de tráfico de drogas, le ha caído encima a lo de la posible existencia “de prostitución encubierta”. Por lo que se conoce, La Piera pretende, que el mismo sea clausurado y por lo que sabemos, parecería que las autoridades y aterradas por sí La Piera les cae encima, parecería que van a atreverse por violentar sus propias leyes.
En ningún país del mundo, el que una persona subjetivamente entienda que una actividad o negocio sea “inmoral”, da pie para una investigación y como si el mismo fuera un antro criminal y lo que entendemos que en el Gobierno deben de estar conscientes. La Piera está llevando demasiado lejos su periodismo amarillista de corte religioso seudo moralista y tarde o temprano le acarreará consecuencias y por el daño gratuito que está infringiendo y no tanto a su dueño y sí a su empleomanía.
De ahí que recalquemos, que un negocio de adultos y de la índole que sea y siempre y cuando vete el acceso de menores y no sea de drogas ilícitas, es absolutamente lícito y si el cliente accede por su propia voluntad mucho más y lo otro tan importante en lo que atañe a los clientes, se trata de decisiones que tienen que ver con la vida privada. (DAG-OJO)
