Un país postrado ante sus propios miedos y dominado por una burguesía totalitaria que no permite la libertad individual y menos el libre albedrío

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Durante 31 años (1930-1961) esta nación estuvo dominado por la mano fuerte y desarrollista del expresidente y dictador Rafael Leónidas Trujillo, quien había recibido una aldea y la que a su término entregó como nación. Durante los últimos 61 años ¨de democracia”, la clase media creada por Trujillo ha impuesto una férrea dictadura de opinión cautiva (1961-2022) con el pretexto de un antitrujillismo más propagandisco que otra realidad y que desarticuló el ejercicio del poder del Estado Dominicano a niveles francamente desastrosos para la misma gobernabilidad, apañada en todo este lapso, por un ejercicio autoritario del poder como vía de protección para la tiranía partidocrática que institucionalmente ha destruido el concepto ciudadano para dar paso al otro tan vil, de súbdito.

En función de ello, la nueva dictadura de aparentes castas económicas y sociales y cuyos integrantes, paradójicamente son producto de la gleba europea que como inmigrantes muertos de hambre llegaron a las costas dominicanas, pero cuyos miembros perfeccionaron los métodos autoritarios y trujillistas, readaptándolos y generando una oligarquía, que no permite que el dominicano sea libre realmente y si es que quiere poseer patrimonio y riqueza, deberá inclinarse ante los amos del dinero y de los mecanismos de producción conformados por especie de clanes familiares, los que en la generalidad, no aceptan que nadie actúe libremente, a no ser que acepte que el individuo viva dentro del fango de una chismografía a gran escala que anula su personalidad y sin importar que se tenga o no talento.

Por semejante deformación de la personalidad, en este país, la dictadura que se ha impuesto es la de los grandes grupos económicos familiares y cuyo brazo armado son los grandes medios de comunicación escritos como electrónicos, quienes manipulan a la atrapada opinión pública dentro de los parámetros que les convengan a sus dueños y en razón de lo cual, al dominicano que trabaja en empresas o en el Estado, la primera condición para tener éxito o bienestar, consiste en anular su creatividad personal y para convertirse en una bizarra imagen de esclavo mental, que temeroso, nunca se aparta de la normativa vigente de cuando reír o cuando estar triste y nunca demostrar que se tiene más talento que quien le emplea.

De este modo y desde que los llamados “antitrujillistas” se apoderaron del Estado e imponiendo unas normativas autoritarias por las que los bienes públicos dizque “trujillistas” pasaron del Estado a sus manos y comenzando en el desgobierno del Consejo de Estado, siguiendo con los del Triunvirato, donde se le dio visus de legalidad a los despojos hechos mediante títulos de propiedad amañados y que luego pasaron a legales y al momento que los notarios públicos tenían que legalizar vía los actos bajo firma privada y dejando a un lado los actos notariales auténticos y que fuera una iniciativa hija de los intereses de la familia Vicini, “dueña” de ese gobierno.

Y que de tan desastroso, provocó el movimiento armado militar del 22 abril de 1965, que después cambió el 24 de abril, como uno “ revolucionario” y que dando paso de este modo, violentó la entronización de una nueva generación supuestamente antitrujillista y de sentimientos castristas, que en aquel entonces era “antiyanquistas y comunistas” y ahora son la mayoría, ricos dizque “ultraderechistas” o supuestos “progresistas de la izquierda revolucionaria”, pero teniendo el mismo sello de resentidos de marca mayor que les ha permitido crear la más dura e infame de las tiranías, la de la partidocracia, el conjunto de grupos políticos y partidarios, que haciendo un disfraz de la “democracia representativa”, ha anulado de hecho la libertad de escogencia de los ciudadanos e impuesto un detestable mecanismo de corrupción que ha hecho del Estado, uno y delincuente.

Aquí, el robo desde el poder y para los grupos económicos es tolerado, la autocensura periodística es el mecanismo de control de periodistas y redactores, a los que en la mayoría de los casos pueden distinguirse al ser directores, jefes de redacción, columnistas o seudo historiadores y siempre, narradores de a tanto por palabra y para reescribir una historia absolutamente falsa y moralmente adaptable a quienes controlan la llamada “clase gobernante”.

La prueba mayor de lo que decimos, la encontramos en cuanto a que los que dirigen la partidocracia o forman parte dirigencial de la misma, todos son millonarios y en base al saqueo sistemático de los recursos públicos desde el poder, que a su vez, han “evolucionado” hacia el nuevo instrumento de dominio, derivado de los nuevos políticos-empresarios que tienen más de veinte partidos políticos de conformación empresarial y de alquiler y con su colateral de estaciones de radio y televisión  y plataformas de internet, que en cada elección justifican la existencia de un supuesto sistema democrático abierto en base a alianzas falsas y provocadoramente indecentes y al extremo, de que de los diez más importantes lideres políticos, por lo menos hay uno con una fortuna de más de diez mil millones de dólares, aquí y en EEUU y detrás de la careta de fundación y centro de pensamiento “de respetable fama” y socio o aliado de la oligarquía como de los grupos económicos y financieros y detrás de él, los otros nueve, millonarios también y con menor riqueza, pero todos actuando como contrapeso a la llamada ahora, “oligarquía tradicional”. Y para más inri, tratando de trancarle cualquier posibilidad a las nuevas generaciones políticas.

Es de esta manera que la “democracia” criolla ha “evolucionado” a una especie de guerra de intereses entre la alta clase media, la oligarquía y los grandes grupos económicos y lo no dicho, la curia católica como gran corporación financiera e inmobiliaria y todos, teniendo la característica de no permitir un verdadero ejercicio de la libertad de prensa critica y que es la razón del porque medios como POR EL OJO DE LA CERRADURA, es relegado a la periferia de la vida nacional y que por ser absolutamente independiente a todos los poderes públicos y privados, se le ha pretendido estigmatizar por todo el arcoíris político y perseguir publicitariamente y como alguien “problemático y no manejable”, pero del que a nadie se le ocurre señalar como un asesino o un ladrón.

Ahora, República Dominicana es menos libre que cuando el pueblo dominicano vivía en el trujillato y su entonces 2.5 millones de habitantes, a la gente y dentro de los 8.5 millones que nacieron después de Trujillo, se le induce a tener una moral flexible y a las nuevas generaciones, a prostituirse moral, económica, cívica y personalmente en tanto al panteón de la República las figuras preclaras del pasado han sido sustituidas por imágenes de supuestos héroes y heroínas, cuyas efigies y autoritariamente, inundan a la nación y a la vida nacional.

¿Habrá democracia representativa y participativa en este país, donde nada es lo que parece?, quisiéramos ser optimistas. Pero la República ha perdido su esencia cómo tal y ahora es una especie de Estado en vías de ser fallido y con el destino oprobioso de desaparecer como un estado anexado o fusionado a otro y por obra y gracia de los extranjeros de origen dominicano, quienes como estadounidenses o europeos, quieren que la tierra de sus ancestros pase a formar parte de sus nuevas patrias y de tan flojo que ha sido el sentimiento dominicanista e impulsado por la terrible pérdida de nuestra idiosincrasia, cultura y patria propia. ¡Ojalá equivocarnos!

Atendiendo a todo lo anterior, es que decimos, que se vive en un país postrado ante sus propios miedos y dominado por una burguesía totalitaria que no permite la libertad individual y menos el libre albedrío. Con Dios. (DAG)