¿Cómo es posible que, debido a la incapacidad e incompetencia de Interior y Policía para garantizar la seguridad ciudadana, la solución sea cerrar los negocios de ocio y los nocturnos y que la policía sea tan inoperante?

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Les asiste toda la razón a los dueños de negocios de ocio, entretenimiento, alterne y la mayoría nocturnos, que deben ser cerrados de doce de la medianoche a las ocho de la mañana mediante resolución arbitraria y absurda del ministerio de Interior y Policía y porque esa parte del gobierno entiende, que sería de la única manera que se podría enfrentar y disminuir la criminalidad, cuando quienes concurren a los mismos son ciudadanos pura y simple.

Pero hay algo más, por la absurda medida, el fisco dejará de percibir más de cinco mil millones de pesos cada mes y los negocios, que tienen inversiones que pasan de los 20 mil millones de pesos irían a la quiebra y sus cerca de 100 mil empleados directos perderían sus empleos y los otros cercanos a los 200 mil ni se diga.

¿En que cabeza cabe despropósito semejante y en un país, cuyo mayor problema es la incapacidad e incompetencia de sus autoridades policiales y por su complicidad con la delincuencia, semejante prohibición y que a nivel nacional ocasionaría una pérdida sensible en la industria y el comercio allegados a la vida nocturna?

Decididamente, que cuando se conoce de la abusiva prohibición, se pensaría, que, si la misma fracasara y todo el mundo se fuera a la clandestinidad y como cuando la prohibición de bebidas alcohólicas en EEUU, la llamada “ley seca” para los años treinta del siglo pasado, que tal como ocurriera en aquel país, aquí sucediera un aumento increíble de la delincuencia por medio del contrabando de bebidas alcohólicas y la apertura de bares y negocios de diversión para adultos y todos clandestinos y lo que sería peor y porque sería un incremento y fomento de la delincuencia como no se había conocido.

Realmente, es inconcebible que en Interior y Policía anden de improvisación en improvisación y lo peor, que su llamativo plan de seguridad policial se ha ido a la porra y no obstante que el presidente Luis Abinader había dicho que el mismo se está implementando gradualmente y en la medida que los actores responsables de este vayan mejorando sus destrezas al aplicarlo.

Concomitantemente, también hay que observar lo siguiente: Es malo para la gobernabilidad, que un gobierno intente acorralar y acosar a sus conciudadanos e imponiendo todas las formas de coerción y control de movimientos ciudadanos y porque las autoridades e inexplicablemente, se muestren en este aspecto de seguridad, actuando de una manera tan torpe, que simplemente se han hecho objeto de burlas e imputaciones.

¿Quién ha dicho que, porque muchos jóvenes se reúnan en calles de sus barrios a determinadas horas del día o la noche a disipar e ingiriendo bebidas alcohólicas o consumiendo cigarrillos, que de por sí sean los elementos responsables de la criminalidad en sus barrios, cuando ha sido tan notorio, que la criminalidad barrial es hija de la abusiva protección policial, que, de pura complicidad, la policía facilita a los vendedores de drogas al detalle?

Desde luego, no toda la policía es una y cómplice a gran escala con la criminalidad y son muchos los policías que trabajan en su vocación, que no delinquen y que tienen una bien ganada reputación como investigadores y analistas. Ahí los casos del Dicrim como del área de investigación tecnológica, pero no es menos cierto, que, en estos momentos, la percepción generalizada, sea, que no menos de la mitad de los miembros de la policía o están de espalderos de quienes puedan pagarles y sin importar que estén dependiendo de la delincuencia de cuello blanco o sencillamente, son sicarios al servicio del mejor postor.

¿Cómo explicar entonces, que de buenas a primeras, en todo el país está ocurriendo esa situación extrema de secuestros exprés o de asaltos a propiedades y asesinatos de personas  y en todas las clases sociales y mientras más de vida pública, mucho mejor y para alarmar y llamar la atención, de una ciudadanía que a estas alturas está de brinco y espanto y que ha perdido la confianza en una policía y esto, sin dejar de entender que el nido de delincuencia juvenil desatada en los barrios de las ciudades, realmente es uno de alta preocupación y de mucho riesgo?

Entonces, venir ahora en Interior y Policía con una medida tan desatinada de cómo es esa de afectar la vida nocturna e imputarles a los negocios, la responsabilidad inicial por las muestras de criminalidad, más parece un exceso brutal que una política viable diseñada para enfrentar la criminalidad organizada.

¿No será que la anti-policía, los elementos desafectos al gobierno, sus miembros quieren generar una situación de ingobernabilidad aparente y con miras de sabotear los planes democráticos de control del presidente Luis Abinader y buscando que el gobierno caiga en el craso de error de imponer un toque de queda nocturno y que en tiempos preelectorales sería la peor medida y por su impopularidad, que las autoridades se atrevieran a querer imponer?

La realidad y definitivamente, es una, que en Interior y Policía y desde su cabeza principal e incluyendo la de la policía, no existe ni la experiencia, ni la ponderación aceptable para saber manejar la seguridad ciudadana sin afectar los derechos y la libertad de tránsito de los ciudadanos y lo que obliga a pensar, si no fuera menester cambiarlos por otros que tuvieran mejor experiencia y capacidad operativa.

Por supuesto, quien tiene la última palabra es el presidente de la República, pero un punto es cierto. No puede ser que haya un notorio incremento de la delincuencia social, juvenil o barrial y la policía solo es capaz de violentar derechos, al tiempo que de lejos se nota que de investigación de inteligencia para prevenir desafueros y rotundamente, siempre se entienda que el mayor de los fracasos es el que la acompaña.

Abinader debe entender, que, en esta materia de seguridad pública, su gobierno cojea y tanto, que la autoridad de tránsito es la gran culpable del mal manejo sobre la correcta conducción de los vehículos de motor y al extremo, que esa policía y en su ineficacia, se coloca debajo de los semáforos en funcionamiento dizque a “controlar y dirigir el tránsito”.

Mientras la turística, sus jefes se muestran más interesados en obtener de gratis habitaciones hoteleras, que en saber fiscalizar la presencia y esto es un ejemplo, de autos de gran lujo  y de costo millonario, que les cruzan en el frente y manejados por jóvenes y los que de suyo debería provocar, que se hiciera una auditoría de la cantidad de autos sospechosos y que facilitados sus resultados a la policía de investigación y a la DGII, se pudieran detectar narcotraficantes y jefes mafiosos europeos escondidos en la zona Este y lo que recientemente se comprobó con el apresamiento de un mafiosos italiano y haciéndose pasar como supuesta gente de bien. En definitiva, todo lo que sea policía en este país, es un fracaso total.

La pregunta pues, se impone y drásticamente, ¿cómo es posible, que, debido a la incapacidad e incompetencia de Interior y Policía para garantizar la seguridad ciudadana, la solución sea cerrar los negocios de ocio y los nocturnos y que la policía sea tan inoperante? (DAG)