El ejercicio periodístico desde los grandes medios escritos y en líneas generales, es uno de noticias falsas y mucha desinformación

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A nuestro modo de ver y por la experiencia profesional de años en el quehacer, el hecho de que el periodismo escrito esté perdiendo tanta credibilidad, se debe, no solo a la ausencia de correctores de estilo sino a esa inquietante situación de tantos analfabetos funcionales que ejercen como periodistas y reporteros y quienes o son victimas de su ignorancia o de las carencias en sus bolsillos o son agentes o activistas políticos ocultos.

Aquí, en POR EL OJO DE LA CERRADURA, que es un medio digital independiente a todos los poderes públicos y privados y que en esta etapa de nuestros 21 años en internet, nos hemos especializado en el análisis político de Estado y en la cobertura de informaciones provenientes de otros mass media y para lo segundo, hemos tenido que convertirnos en correctores de estilos de los medios originales de los que extraemos determinadas informaciones y desde luego, citando su origen y cuando las corregimos, agregándole la procedencia de las mismas, nos hemos quedado de una pieza y al comprobar la montaña de errores que socavan la credibilidad de ese periodismo burocratizado y anodino y manipulador que ahora existe y el que desacredita la publicación en sí y alentando peligrosamente todo ese proceso de desinformación continua, que aparentemente se hace con el propósito de que los barones mediáticos sean y como titiriteros, los que decidan el día a día de la nación y de su proceso de gobernabilidad.

Y como los políticos y en particular los que son legisladores, tienen otros intereses y la mayoría pecuniarios que les alejan del bien común y no como debería de ser, que se ocuparan todo lo relativo a la funcionalidad de las leyes de prensa y para que las distorsiones que comentamos no continúen ocurriendo, caemos en cuenta, de que en realidad, se trata de un propósito común de socavamiento a gran escala de la verdad informativa como tal y para desinformar absolutamente a toda la ciudadanía, propiciando una de confusión y engaño, que aleje el “peligro” para la partidocracia de que la nación le increpe, señale y pida explicaciones.

Entendemos, que es necesario formular esta precisión y ante el hecho cierto, de que por ese derrotero, perderemos como nación, propiciaremos la conversión del Estado en fallido y afectando radicalmente la gobernabilidad y nosotros y desde ahora lo decimos, no somos partícipes del probable derrumbe social que sobrevendría y debido a ese desgaste moral del periodismo al que hacemos referencia y al que le reclamamos un comportamiento profesional digno y pró nación.

¿Extrañaría que digamos que el ejercicio periodístico desde los grandes medios escritos y en líneas generales, es uno de noticias falsas y mucha desinformación? (DAG)