Es cierto que el Gobierno tiene ingresos superiores al 30 por ciento de lo proyectado, pero parecería que hay funcionarios que no entienden, que los ciudadanos de clase media para abajo pierden aceleradamente el poder adquisitivo y ahí el grave problema de ingobernabilidad latente

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Decir que no se reconozca la buena fe y empeño del presidente Luis Abinader de realizar una buena administración, cuya mano llegue a todos los dominicanos de clase media a baja, sería mentir groseramente. Igualmente, tampoco sería decente poner en dudas los planes de infraestructuras y mejoramiento gradual de los recursos humanos, cuando es evidente que en este aspecto el gobierno está trabajando y tratando de hacerlo bien.

Sin embargo, el pero que nunca falta, apunta a la poca diligencia de ciertos funcionarios a los niveles de ministros como de segundo nivel y en gran parte de los organismos descentralizados, quienes, por lo visto, o no funcionan de acuerdo con el plan maestro presidencial o simple y descaradamente, tienen otro más partidario y populista que solo atiende a lo inmediato y no a querer trascender en realizaciones positivas a mediano y largo plazo a favor de la nación.

Y ahí el cumulo de contradicciones que en muchas áreas estamos observando y las que no entendemos que pudieran suceder, cuando la primera lección de sentido pragmático la dio Abinader a la semana de llegar al Poder Ejecutivo, al darse cuenta, de que por las razones de la pandemia, de la que le tocó el incremento más corrosivamente significativo y la carga de aumentos de gastos fuera de presupuesto, tomó la medida valiente de engavetar su plan original de gobierno y manejarse de acuerdo a las circunstancias y con esa cierta parte más positiva de políticas del régimen anterior, que continuándolas, le diera  un cierto respiro, de modo que a los dos años de su mandato, se pudiera entender que lo peor había pasado.

En efecto, así ocurrió y la economía evidenció cierta recuperación alentadora y con incremento notorio en el empleo y generándose una dinámica que coadyuvó a que la población pudiera entender que se entraba a cierto respiro. Pero he aquí que ocurre en marzo de este año el conflicto armado entre Rusia y Ucrania y la derivación de este a la sostenida y atrevida guerra comercial de Occidente contra Rusia, para que la economía dominicana y al igual que otras muchas, experimentara una sacudida, que si no hubiese sido porque las políticas de Abinader en materia de corrección económica y financiera se estaban dando bien, hoy este país estaría inmerso dentro de una economía con perspectivas de fracasar o peor de colapsar de plano.

Ahora bien y en la medida que los efectos de la guerra y lo de las siete graves sanciones económicas contra Rusia, en la práctica evidencian, que los primeras afectadas son todas las economías occidentales y no precisamente la economía de la gran nación eslava y la que a resultas de la situación, parecería que tiene una economía que sobrevivirá sin peores efectos a las sanciones, el resto del mundo se encuentra ante su realidad y República Dominicana por igual, de que no solo el transporte de mercancías ha sido afectado severamente por la crisis o contracción en el uso de los barcos transportadores de mercancías y manejos de fletes con un aumento tarifario superior al 25 por ciento con los contenedores y lo que se refleja en toda la cadena comercializadora, sino que los geo estrategas económicos de EEUU, Reino Unido y la Unión Europea han desarrollado colateralmente un singular proceso de reforzamiento y dominio monopolístico de los mercados, que ciertamente está llevando al mundo a unos niveles de inflación tan notorios, que poco faltaría para que ocurriera lo indeseado de un panorama de estancamiento por inflación.

En este sentido, la economía dominicana es mucho más robusta que otras y parecería, que por el manejo pragmático que el mismo Abinader tiene de los indicadores económicos que conoce, es fama que él mismo es su propio ministro de Hacienda, podría darse el caso, de que también este tipo de circunstancia, esta economía podría sortearla sin mayores conflictos.

Ante lo anterior, viene el proceso de cuando la puerca tuerce el rabo: Un Banco Central más preocupado por la economía de los bancos que por la del país, aumentando peligrosa e innecesariamente la tasa de interés y por lo visto, sin importarle reducir drásticamente la capacidad de compra de los consumidores y al impulsar el aumento de las tasas de préstamos a más de un 15 por ciento, lo que automáticamente disminuye el acceso a capital fresco para los emprendedores y medianos comerciantes, cuando debería de ser todo lo contrario, pues se supone que la autoridad monetaria y financiera debe velar por la economía de los ciudadanos y no por la de los banqueros.

Agréguese a lo anterior, la ineficacia e inoperancia casi de ignorancia absurda, de las autoridades del ministerio de Energía y Minas y Recursos Naturales, quienes viendo que el oro y también la plata y esto es un ejemplo, están escalando unos valores fuera de lo común, ya debió de haber convocado a la minera Rosario, a una renegociación del contrato Barrick Pueblo Viejo sobre las ganancias que obtendría la tercera minera más importante del mundo y no efectuar lo abusivo, de concederle 18 exenciones a igual cantidad de compañías y personas físicas en 8 provincias y para la búsqueda de tierras raras y materiales metálicos y no metálicos y en momentos que la nación tiene que preservar  y cuidar sus recursos naturales no del todo explotados y que fue una seria advertencia del especialista macroeconómico Luis Vargas y mucho más, cuando no hay un titular en ejercicio en el Ministerio de Medio Ambiente.

Nosotros y como muchos ciudadanos  de clase media y de a pie, entendemos la economía en función de como nos va en el bolsillo y por lo tanto, al primer desliz, nos ponemos nerviosos y estallamos de una manera tal, que la paz social pudiera resquebrajarse, pero parece que hay funcionarios gubernamentales que no entienden este tipo de reacción e inconsultamente, se atreven a actuar y sin importarles que en algún momento, la granada social le estallara en sus manos al mismo presidente Abinader y de ahí estas observaciones.

Y como estamos preocupados, advertimos, que es cierto que el Gobierno tiene ingresos superiores al 30 por ciento de lo proyectado, pero parecería que hay funcionarios que no entienden, que los ciudadanos de clase media para abajo pierden aceleradamente el poder adquisitivo y ahí el grave problema de ingobernabilidad latente. Con Dios. (DAG)