Que, en la sede del consulado general español en la capital dominicana, desde la cancillería dominicana se hubiesen conocido detalles que dan la desagradable impresión de que empleados del mismo han mantenido cierto tráfico de servicios que no se aviene a una correcta presunción de sus funciones, a nuestro modo de ver, no da razones para que en ese consulado general haya la penosa imagen de que se tiene un determinado interés en bloquear toda solicitud de visado por parte de cualquier dominicano.
Sí es cierto, que muchos dominicanos que suelen viajar a Europa se han ganado una penosa fama de tramposos que hacen lo imposible por pretender engañar a los funcionarios consulares españoles y con todo tipo de documentación fraudulenta.
Pero no es menos y si esto último realmente esté sucediendo y en una proporción preocupante, que haya que concluir, que todo el dominicano que va en procura de su visado sea poco que menos que un posible delincuente y lo que por supuesto, es una percepción que no se corresponde a la realidad.
Incluso, la imputación que determinados medios de prensa criollos le señalan al cónsul general, Jorge Cabezas Fontanilla, a quien le suponen con una especie de actitud prejuiciosa contra los ciudadanos dominicanos, no se aviene a los informes que llegan a nuestra redacción, de que se trata de un funcionario recio y cumplidor y que sabe escuchar, por lo que y en principio habría que entender, que si ha habido algún tipo de “desajuste”, se debe fundamentalmente por la serie de errores concatenados que se han dado dentro de la burocracia del consulado general, al parecer, muy dé a mano con ciertos dominicanos de “armas a tomar” en materia de comportamientos poco civilizado o de actitud violenta hija del analfabetismo que les arropa.
Así mismo, consideramos que el cónsul general Cabezas Fontanilla, también debe de cuidar que no se le vea con un marcado prejuicio contra los dominicanos y al extremo, de que ofrezca la desagradable impresión de que no distingue entre personas de comportamiento correcto y decente, de aquellos otros facinerosos habituales y que todos conocemos, caracterizan a muchos dominicanos de clase media baja y ciudadanos de a pie y los que en líneas generales y con mayor insistencia, suelen buscar visados sin guardar la debida compostura.
Ahora bien, así como los dominicanos tenemos compatriotas que no se destacan por ser un dechado de virtudes, así mismo todos conocemos de determinadas muestras de ciudadanos españoles mal educados y abusadores, que creen que vienen a este país en plan de colonizadores y como ha ocurrido en muchas ocasiones, con españoles groseros y mal educados que no son un aceptable muestrario del ciudadano español civilizado que por años era su mejor carta de representación.
Naturalmente y si ponemos los hechos en contexto, el cónsul general, Cabezas Fontanilla, debe conocer muy bien, que de la amplia inversión hotelera española en este país. No menos del 30 % de la misma se fundamenta en dinero de lavado de activos y mafias corruptas de políticos españoles y sus allegados y sobre todo en los últimos diez años en los gobiernos del PSOE y en particular de allegados al presidente Pedro Sánchez.
Es decir, que si el gobierno nacional reaccionara ante esta especie de bandolerismo oficial español y con el mismo “estado de ansiedad” que se le atribuye a su cónsul general en la capital dominicana, posiblemente que una toma cautelar de decisiones de alta política contra esa delincuencia española de cuello blanco, debería originar determinadas expulsiones del territorio nacional o de rechazo abierto en nuestros consulados en España a otorgarle visados a determinados ciudadanos españoles, parte de las mafias que el PSOE tiene en este país y las que por el orden de 10 mil millones de dólares tienen inversiones hoteleras y en todo el ámbito turístico dominicano y que son dineros tomados en préstamos a la banca de su país.
Desde luego, gracias a la “alianza de intereses” entre políticos gubernamentales de los dos países y caracterizados por ser gente nada honesta y sí delincuente y al tenerse un gobierno dominicano que no es precisamente un dechado en defender los intereses dominicanos, que entendamos, que semejantes errores de conducta solo pueden ser posibles cuando políticos y empresarios de los dos países, han creado una especie de cartel mafioso amparado por ambos gobiernos.
Por supuesto, el cónsul general Cabezas Fontanilla, de quien repetimos, tenemos las mejores como impecables referencias como funcionario político cívicamente responsable, creemos que debería tratar de que no se le vea de parte dominicana dentro de un contexto de funcionario prejuiciado contra este país y su ciudadanía y haga como se hace aquí, que sabemos diferenciar del ciudadano español correcto del otro delincuente y desalmado.
Además, el funcionario consular español debe recordar, que en su país y a este momento, hay 239,400 dominicanos residentes legales y cerca de 64 mil dominicanos quienes también tienen la doble nacionalidad española y todos, parte de una comunidad y que conforman más de cinco mil matrimonios mixtos entre españoles y dominicanos y con hijos españoles de origen dominicano.
Si todo este escenario, el cónsul general Cabezas Fontanilla lo asume como una realidad inmutable, debería suceder, que al momento de otorgar visados, al menos hiciera la distinción entre solicitantes dominicanos con familiares directos de dominicanos nacidos en España o nacionalizados en su país y de hacerlo, seguro que podría buscársele una salida flexible al criterio del otorgamiento de visados y lo decimos por un hecho cierto. Nadie en su país, nunca aceptará que una dependencia consular extranjera cometa el desliz de entender que los ciudadanos del país en el que está ejerciendo sus funciones, sean individuos que se les pudiese afectar y groseramente sus derechos de libre tránsito y con todo que cada país es soberano en materia de otorgamiento de visados. Y si ese es el caso e imperdonable abuso, la cancillería dominicana debería emitir una fuerte nota de protesta a su contraparte española y sus funcionarios no estar de limpiasacos de los españoles.
Mientras tanto, los dominicanos deben entender que, si sienten que sus derechos les son violados cuando van a solicitar un visado, tienen a mano el recurso de quejarse directamente en la cancillería dominicana y mucho mejor vía acto notarial ante las oficinas del viceministerio para Asuntos Consulares y Migratorios y con copia a la sede de la embajada española en la capital dominicana. ¿Qué se lograría?, romper con la inercia de Relaciones Exteriores y obligar al gobierno, en este caso del presidente Abinader, a enterarse y tomar cartas en el asunto.
Con todo, sí nos permitimos decir y reafirmándolo, que no se entiende el porqué del acoso del cónsul general español contra los solicitantes dominicanos de visados. Con Dios. (DAG) 01.01.2025