Hasta que la mayoría de los dominicanos no encaremos la realidad, de que tenemos un presidente y un gobierno del que todos desconfiamos y al extremo, de que el régimen nos abruma con cifras e indicadores, que evidentemente nadie los cree como correctos y menos, cuando se recuerda, que el ultimo censo nacional de población y familia fue un fracaso total y que las cifras que presentan tanto el Banco Central como el ministerio de Hacienda, ni siquiera sus autores se las creen.
Es decir, no se cree en lo que diga el presidente y menos lo que planteen sus técnicos, pero sí vemos, el extraordinario progreso personal que, del presidente hasta el más pequeño de sus funcionarios, exhiben con un descaro que realmente ofende.
Y lo grande, Abinader dio muestras del paso a seguir: De vivir en un apartamento de clase media, a comprar y fusionar dos soberbias residencias que convirtió en una gran mansión que rivaliza con otras en el exclusivo residencial capitaleño en el que solo los ricos de origen árabe habitan y en el que puertas adentro, solo se habla árabe.
A partir de ese hecho, son más de mil los funcionarios y capitostes del PRM y junto a los popis que arrastran, que exhiben residencias y pent-houses que oscilan en valores de uno a diez millones de dólares y no hablemos de las grandes fincas y segundas residencias en zonas turísticas. Tampoco se pueden olvidar las residencias de lujo que tienen en Casa de Campo, Punta Cana, Las Terrenas, Sosua o Cap Cana.
Entonces y aquí el gran contraste, que mientras los nuevos ricos en el poder tienen helicópteros y hasta yates y viviendo como príncipes con complicidades directas con el narcotráfico y el lavado de activos, el grueso del pueblo dominicano ha sido reducido a la pobreza y pobreza extrema y la mayoría ahogándose en el narcomenudeo, la prostitución y el desamparo absolutos.
Son 5.6 millones de personas que viven entre la línea de pobreza y la pobreza extrema y esta última de acuerdo con estadísticas oficiales, son 1.4 millones y quienes apenas producen y sin cubrir sus necesidades cada mes, y paralelamente, la otrora clase media, reducida desde el 2020 a un nicho de clientelismo político tan rastrero, que la mayoría de las familias ya no tienen idea de como sobrevivirán al día siguiente.
Pero el gobierno solo quiere ver su prosperidad en la burbuja en la que sus miembros viven y se ahogan de orgullo fácil con sus repetitivas cifras presupuestarias y tan blanqueadas, mientras el 70 por ciento de las obras públicas que emprenden terminan en el más rotundo fracaso.
Semejante escenario y tanto Abinader como su PRM lo niegan vehementemente y la situación está llegando a unos extremos, que prácticamente nadie quiere que el gobierno colapse, pero Abinader y tampoco sus funcionarios y asistentes, parecería que no caen en cuenta, de que poco que mucho, la nación se inquieta y desde muy en su interior, ya empiezan las preguntas, de si se terminará por aceptar y sin impedirlo, que el gobierno colapse, pero y este el grave peligro, de que con el mismo también se vaya toda la nación.
Así se tiene y frente a ese reto de vida, que es observable, el gran cambio de perspectiva y temperamento que ha empezado a presentarse en las fuerzas vivas, así como en la misma sociedad civil que se tiró en sus hombros a Abinader y a su PRM para llevarlos al poder a partir del 2020 y la opinión generalizada es la misma: Ni se ayuda ni deja que le ayudemos.
Incluso, no entendemos como es que los especialistas en mediciones de opinión, que sabemos que el gobierno tiene, todavía no le han dicho a Abinader que prácticamente su nuevo gobierno de cuatro meses y si no cambia y da un giro positivo estaría condenado a colapsar y mucho antes de llegar a su término constitucional en agosto del 2028.
Y como la situación que se vive es más que preocupante, pues de este derrumbe seguir, Abinader terminará dentro de una soledad absoluta y con su gobierno desacreditado en extremo. Es por lo que planteamos y ha modo de alerta temprana, de que es hora de que el presidente se de cuenta del camino que su régimen transita y no en una carretera y sí por un barranco.
Una muestra. Abinader debe dejarse de apoyar en el terrible nicho de periodistas, comunicadores, todos mercenarios y sicarios, unos, originados en la plaza de la Bandera y los otros, en el lavado de activos y el narcotráfico y lo peor del capitalismo salvaje siempre golpista y de tonto, olvidando plantearse un grupo alterno de contrapeso, que ambos sectores detestan y por la innegable calidad moral de sus miembros, la mayoría, verdaderos lideres de opinión orgánica con no menos de tres generaciones dentro de la atrapada opinión pública y quienes ya casi entrando a retiro, por sus experiencias y vivencias, serían sus mejores referentes y consejeros de opinión de contrapeso para todos los sectores del poder político y empresarial.
Ya no es asunto de voy a hacer, hacer. Sino de hechos y ejecutorias concretas y comenzando, porque la causa mayor de todo este desmadre tiene que ver con la complicidad que todos los dominicanos tuvimos y al dejar que Abinader y el PRM y aliados, cometieran el terrible fraude electoral por el que ganaron este año unas «elecciones» y sin legitimidad y legalidad algunos en sus resultados y todo el mundo cayó.
Ahora, aquellos polvos están trayendo estos lodos y con ellos, llevándonos a todos a confrontarnos y decidir que hacer. Por un lado, un gobierno impopular y solo de y para ricos y por el otro, toda una nación desilusionada en extremo y comprobando que cada vez que Abinader habla, desilusiona más.
Aún así, creemos que somos muchos los dominicanos de buena voluntad que queremos que el gobierno rectifique sus políticas y sea realmente un gobierno nacional y no de solo del PRM. Todavía más, ¿cuál es el mayor temor dentro de todo este maremágnum creado por el PRM?, que los capitalistas salvajes que entienden que ellos y junto al narcotráfico llevaron a Abinader al poder, de a verdad se creyeran que podrían sustituirle e imponiendo un gobierno provisional de burócratas y lobistas y lo que, con certeza, absolutamente nadie aceptará.
Por eso y decididamente, hay que decir: Presidente Abinader vuelva sobre sus pasos, reencauce su gobierno, no deje que la nación se le vaya de las manos, la población no aguanta más y con urgencia requiere una gran dosis de esperanza y positivismo.
Nosotros y tan aturdidos como todos, solo acertamos a decir, que, para un psiquiatra, Abinader tiene problemas mentales; para el resto de la nación, nadie acierta a entender el por qué les luce que el presidente no da pie con bolas y llegar a esa conclusión, sin duda que es triste. Con Dios. (DAG) 03.12.2024
IMAGEN: Nuevo Diario
