Una encuesta, en la que el presidente de la República es presentado con un presumible nivel de aceptación que apenas roza cinco o seis puntos frente a la aparente popularidad de su esposa y en tanto ambos son presentados a corta distancia de la alcaldesa capitaleña, cuyo único mérito es ser hija de un expresidente y líder del partido de gobierno, no puede ser una de la que se pudiera decir que profesionalmente está bien hecha y menos, cuando detrás de la misma hay una factoría mediática en la radio y la televisión, cuyo dueño es un contratista de obras públicas y quien mantiene su propia campaña de posicionamiento de imagen personal.
Para colmos, que en esa encuesta se diga que el defenestrado ministro presidencial Macarulla posee un margen de aceptación aceptable, lo que indica, es que como a la firma de ese funcionario es que salían todos los despachos e informes que tenían que ver con los intereses de quien mandó a hacer la encuesta, era menester incluirlo y para ver si el individuo se le rescataba de la evidente caída en desgracia en la que se encuentra. Los corre ve y diles que prepararon la muestra, deberían de ser más creativos. (DAG-Ojo)