Ahora que un miembro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) anunció su intención de irse del partido morado y para buscar otros derroteros en el partido oficial, el Revolucionario Moderno (PRM) para nada ello pudiera significar algún tipo de crisis interna, cuando lo más natural del mundo y mucho más en política, donde el oportunismo de la pequeña burguesía siempre prima al momento de definir “lealtades” es que este tipo de situación de oportunismo rampante es el padre nuestro en todas las formaciones políticas.
Lo que ocurre, es que cuando se tiene la soga corta y alguien la está midiendo y el objeto del chequeo no tiene como zafarse de una investigación judicial, al posible investigado le entra la histeria y un conato de manía persecutoria, que solo termina cuando desde otro partido y en este caso el oficial, se le ofrece una tabla de salvación y haciéndole entender, que, si aceptara la nominación a un cargo de elección directa a nivel municipal, no habría nada que le mortificara.
Y esto es lo que ha ocurrido con un miembro del PLD que salió huyendo hacia el PRM, que sabiéndose que tiene una riqueza que racionalmente no puede explicar y que en su última posición dejó un rastro de ilícitos y de inconductas personales que generó más de un ácido comentario y como el Julio César aquel que cruzó el Rubicón y viendo que de quien creía que podría esperar un futuro promisor, el aparente nuevo candidato presidencial peledeísta, le dejó en la estacada y con signos visibles de que “para allá no voy a mirar”, que ahora y por pánico ha emitido ciertas declaraciones controversiales por las que se podría suponer que realmente dará el salto y lo que todavía hay que ver.
Por eso, este tipo de griterío no significa y como se dijo por ahí, que “el PLD sigue enviando señales de división”, cuando lo que, si hay en el horizonte, es la probabilidad de uno de esos famosos “acuerdos programáticos”, que, dependiendo de las circunstancias, se suscitaría entre el PLD y el PRM y para darle la estacada electoral a la FP y la que ahora y como si fuera una carrera de fondo, es una yegua que está perdiendo aire. (DAG-OJO)
