Mientras con Abinader, el reto es para quienes le quisieran que repitiera en el cargo, que el presidente fuera lo suficientemente experimentado para labrarse como gobernante su propio esquema electoral y reeleccionista viable y respecto a quien desde ahora se entiende su rival más peligroso, el tres veces presidente de la República Leonel Fernández, el cuestionamiento solo se enfoca, si para el 2024, el expresidente podría labrarse un esquema de campaña electoral dirigido a abarcar ciudadanos no necesariamente de su partido y sí de las fuerzas vivas como de la sociedad civil.
Y cuando el observador político consciente cae dentro de semejante estudio de las personalidades y conductas como políticos y presidentes de cada uno, necesariamente que se llega a la conclusión, de que aquel de los dos que pudiera ganarse a las mayorías nacionales, dependerá de lo que cada uno haga y en el aspecto de mostrarse independientes de sus partidos y seguidores y de cuanto se les entiende, que, en nuevo gobierno, harían a favor de todos los dominicanos.
Por lo pronto, no son ni uno ni dos los sectores poblacionales y dentro de la alta, mediana y pequeña burguesía, en los que desde ya se discute, cual de los dos políticos, podría y a partir de mayo de 2021, defender y agrandar mucho más los intereses permanentes de la República y cuál de los dos podría mostrarse lo más ecléctico e independiente posible frente a los poderes fácticos y la clase gobernante y sabiéndose, que ambos tienen muy poco que atribuirse en materia de quien ha servido o le sirve más a los grandes intereses empresariales como financieros y sin descuidar los intereses de los ciudadanos de a pie.
En este sentido, el diagnóstico que surja de semejante estudio de la conducta política gubernativa de los dos personajes, a nuestro juicio, será el punto que definirá distancias y actitudes para ganar voluntades y al extremo, de que ambos y en lo que coinciden, deberán hacer ver, que los dos son suficientemente capaces como para competir en buena lid y disponer de un discurso creíble y no crispante y dentro de un concepto de diálogo sostenido con toda la ciudadanía y del que tampoco nadie dude.
Porque, ¿Cuál es el factor decisivo que ambos se juegan en materia de credibilidad?, Leonel, necesariamente que deberá ser analizado con lupa y por todo su quehacer como gobernante de tres periodos y todo lo bueno o malo que haya distinguido a sus administraciones, mientras Abinader deberá emplearse a fondo, en esa lucha interior suya de saberse y también por nuevo en el quehacer, un presidente novato y entendiendo una gran parte de la ciudadanía, que tenga necesidad de aprender más de lo que ya sabe, pues al fin y al cabo, está demostrando que como gobernante no lo hace nada mal y que incluso a logrado cierta destreza operativa, que ha dado paso a que mucha gente entienda, que de seguir actuando con la firmeza de miras y la resolución positiva de emprender su propio camino, no llegara el momento y a enero del año 2023, que hubiese que verle como un fenomenal prospecto de candidatura presidencial desde el poder.
Sin embargo, Abinader deberá velar porque esa especie de Talón de Aquiles, que incluso ya le persigue, de si será capaz de independizarse de las ataduras emocionales que adquirió en su tiempo de político aspirante presidencial, donde por imperativo de aquellos tiempos y circunstancias, tenía que sentir ciertas animosidades hacia sectores políticos o mediáticos opuestos a su proyecto presidencial, pero lo que ahora y como gobernante, ni por asomo podría mostrar y menos, dejar en manos de su clan familiar y para que los suyos le ganen enemigos o adversarios, dentro de sectores, que por su misma naturaleza siempre serán críticos del poder por el poder y no directamente, hacia nadie que aspire al poder o sea o haya sido, presidente de la República.
En este último plano, muchos coinciden y sobre todo, sabiéndose que Abinader encabeza el primer gobierno plutocrático, que en todos los años de la República, nunca había existido y del que como es natural, por sí mismo confronta determinadas oposiciones extremadamente sensibles, de esas que su mismos ministros y funcionarios de segundo y tercer nivel pudieran provocar y que es un asunto del que Leonel pasó la prueba y con buena nota.
Al mismo tiempo, es evidente que Leonel tiene una ventaja comparativa que hasta ahora muchos sectores nacionales y el mismo partido de gobierno no han analizado y estudiado en toda su amplitud y como es la posibilidad, de que el expresidente se hiciera acompañar de su esposa, la exvicepresidenta de dos periodos de gobierno, Margarita Cedeño de Fernández, quien ahora mismo, nadie niega que es una irrefutable y exitosa política por esfuerzo, capacidad, experiencia de Estado y simpatías propios y la que, si en su momento, continuara con su excelente registro de servicios a la República y sin importar que siga dentro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) podría hacer la diferencia de votos que Leonel necesitaría y frente a un Abinader, que de ahora al 2024, se evidencia que no cejará en acortar la distancia que le separa de Leonel y mucho más, cuando es hasta es posible, que pudiera entrar, una y ahora hipotética alianza FP-PLD y aliados.
Es decir, parecería, que llegado mayo del año que viene, cuando junto a los perfiles de los futuros prospectos presidenciales, salgan nuevos o se consoliden los que ya se entienden existentes y que será el lapso de la prueba de fuego, que permitiría, que a enero de 2024 las candidaturas se encuentren ampliamente definidas y salvo que tanto Abinader como Leonel coincidan en cometer una serie de meteduras de pata, que ante nuevos prospectos, descalabren sus propias proyecciones y el país político se inclinara por lo nuevo que pudiera presentarse y que encandilara a las mayorías nacionales.
Desde luego no vamos a entrar en desvaríos especulativos de ninguna especie, pues creemos, que por sí mismo y con buena voluntad nacional, el tan desacreditado aparato político o partidocracia y con todo el descrédito que ahora le acompaña como inequívoco ramal de delincuencia de cuello blanco aliada al narcotráfico y al lavado de activos, podría tener la oportunidad de corregirse y sí resurgir y que es lo que en definitiva importa y si los dominicanos queremos tener una clase política totalmente libre de faltas y fallas y de aceptable, sino grande, autoridad moral.
De ahí que, en términos generales, digamos y por pura reflexión académica, que la política del poder es una realidad viva y la candidatura Leonel- Margarita podría surgir, cómo que la de Abinader podría consolidarse y como se está viendo en estos días y en Nueva York. (DAG)